Los metales y productos químicos constituyentes de las pilas pueden resultar perjudiciales para el medio ambiente, produciendo contaminación química. Es muy importante no tirarlas a la basura (en algunos países no está permitido), sino llevarlas a centros de reciclado.
En algunos países, la mayoría de los proveedores y tiendas
especializadas también se hacen cargo de las pilas gastadas. Una vez que
la envoltura metálica que recubre las pilas se daña, las sustancias
químicas se liberan causando contaminación al medio ambiente. Con mayor o
menor grado, las sustancias son absorbidas por la tierra, pudiéndose
filtrar hacia las capas freáticas, y de estas pueden pasar directamente a los seres vivos, entrando con esto en la cadena alimentaria.
Estudios especializados indican que una micropila de mercurio, puede llegar a contaminar 600 000 litros de agua, una de cinc-aire 12 000 litros y una de óxido de plata 14 000 litros.[cita requerida]
Las pilas son residuos peligrosos
por lo que, desde el momento en que se empiezan a reunir, deben ser
manipuladas por personal capacitado que siga las precauciones adecuadas
empleando todos los procedimientos técnicos y legales de manipulación de
residuos peligrosos.
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